
La Amazonia, es el más grande
santuario de biodiversidad y el 20% del oxígeno del planeta, está ardiendo por culpa de los
depredadores capitalistas que se adentran en sus entrañas para explotar su gran riqueza natural y
expulsar a los más de 350 pueblos indígenas y hogar de 34 millones de personas y exterminar la
cuarta parte de las especies del planeta que se encuentran allí, representados en unas 30.000 tipos
de plantas, 2.500 especies de peces, 1.500 de aves, 500 de mamíferos, 550 de reptiles y 2,5 millones
de insectos, según la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).
El incendio de la Amazonía
se extiende a través de los estados de Acre, Rondônia, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, llegando a
la triple frontera entre Brasil, Bolivia y Paraguay.
Éste bosque es considerado el pulmón del
mundo, con una superficie de 5,5 millones de kilómetros cuadrados que ésta siendo destruido por la
deforestación y los incendios forestales para ocupar las tierras para los proyectos agroindustriales
de las grandes corporaciones multinacionales según lo informó el Instituto de Investigación
Ambiental de la Amazonía, Ipam.
Uno de los representantes de los capitalistas que funge como presidente
del Brasil Jaír Bolsonaro es partidario de explotar la Amazonía y eliminar la fiscalización
ambiental en las zonas protegidas de la Amazonía y ha tratado de ignorar que entre enero y
agosto de 2019 se han registrado 72.843 focos de incendios forestales atribuidos a sus la política
del supuesto desarrollo para la agricultura y la minería, según datos del Instituto Nacional de
Pesquisas Espaciales (Inpe) de Brasil
El gran problema de la Amazonía es su riqueza mineral e hidrocarburos,
que según estudios, el 15% del bioma amazónico tiene concesiones mineras y contratos para la
extracción de petróleo y gas, más de 800 concesiones mineras están otorgadas en áreas protegidas y
6.800 solicitudes pendientes por aprobar y se calcula que para el 2030 la Amazonía perderá el 27%
del bioma, unos 85,4 millones de hectáreas de bosques según la WWF.
Sumado a lo anterior, otra
amenaza contra la existencia de la Amazonía lo constituyen los proyectos de energía hidroeléctrica,
que según la ONG WWF, en el 2016, habían unas 154 represas para la producción de energía y se
planificaba construir 227 más, amenazando el flujo natural de sus ríos, alterando los ciclos
naturales y colocando en riesgo especies como los delfines, peces migratorios y el abastecimiento de
agua para las comunidades locales y el transporte de alimentos.
No hay ninguna justificación para permitir que
los capitalistas depredadores sigan destruyendo nuestro planeta, colando en riesgo la existencia del
ser humano y todas las especies.
Basta ya, castigo para los responsables y la humanidad debe adoptar un
modelo democrático, en armonía con la naturaleza, que implica regular y restringir a los
capitalistas que escudados como propietarios de las multinacionales, conglomerados nacionales y con
su poder usan a los Estados como instrumentos para cometer estos crímenes contra la
humanidad.
"Sólo
después que el último árbol sea cortado, sólo después que el último rio haya sido envenenado, sólo
después que el último pez haya sido atrapado, sólo entonces nos daremos cuenta que no nos podemos
comer el dinero" Indios Cree.
Javier Correa
Secretario
Comunicación
Junta Directiva Nacional de
Sinaltrainal